La guerra en Siria nos ha dejado estampas terribles, pero hay otras cosas que no percibimos
Desde que se intensificó el
conflicto en Siria en 2012, la gran mayoría de niños nacidos en muchas partes
de Siria están sin vacunar. Esto médicamente es muy preocupante. Las ONG no han
podido centrar sus esfuerzos en estos menesteres o bien no tienen recursos para
ello. En estos momentos los niños sirios no están preparados para afrontar
enfermedades infantiles que se pueden prevenir con una simple vacuna, como el
sarampión, rubeola, tétanos o neumonía.
Antes de comenzar la guerra se
vacunaba con normalidad a estos niños sirios. No se tiene noticia del control
de vacunas ni por parte del Gobierno de Siria, en las zonas controladas por
ellos, ni de las zonas contraladas por el Estado Islámico. Hay una falta
generalizada de inmunización, sumado a los desplazamientos masivos de población
y que alguna de estas infecciones se transmiten por el aire y se expandirían en
forma de epidemia y éstas serían incontrolables.
Las ONG, intentan salvar todos
los baches que encuentran, pero es muy difícil, ya que los programas de vacunación
son caros, cuestan mucho a nivel de
recursos humanos y conseguir las vacunas y mantener la cadena de frío necesaria
para que no se estropeen a la vez que llegar a los lugares de conflicto.
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