Los hijos estamos acostumbrados a ser hijos, pero llega un momento en la vida que dejamos este rol y hay que devolver los cuidados, a quien en su momento nos lo dieron, a nuestros padres
Cuando tenemos que cuidar a
nuestros padres, no sabemos muy bien cómo hacerlo, por donde debemos empezar, y
cuando y hasta donde podemos tomar decisiones.
Asumir, tanto por parte de
nuestros padres, como por nosotros el paso del tiempo, a veces resulta muy
complicado. Su envejecimiento se hace latente y hay tareas que ya no son capaces
de hacer. Se han quedado atrás en muchas de las formas de entender el día a día
y eso contando que no sean presas de alguna enfermedad que les entorpezca tanto
física, intelectual o psíquicamente.
En estos nuevos cuidadores esta
“nueva realidad”, les produce tensión, impaciencia y también rabia, que
descargan con sus padres y a veces se junta la realidad de que tenemos que
cuidar a nuestros padres y sobrellevar a nuestros adolescentes. Ninguna de las
tareas es fácil. Y si encima unimos a todo nuestra faceta laboral, no tenemos
tiempo ni de atender a unos ni a otros. Es como ir haciendo piruetas por la
vida.
Todo esto nos causa un gran
estrés.
Pero debemos pararnos a pensar
que de alguna manera, tenemos que devolver lo que ellos hicieron por nosotros y
hacerlo como mínimo con la mitad de amor que ellos nos transmitieron.
¡Jamás
devolveremos como hijos lo que ellos hicieron como padres!
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