En la mayoría de las culturas de todo el mundo enterramos a nuestros muertos, en un lugar, como un monumento funerario y con una placa
Pero algunos grupos étnicos de la
zona de Asia, cuelgan los ataúdes de sus seres queridos en las paredes de un
acantilado.
Al sudeste de Asia están las
islas de la República de Filipinas. Se llama así en honor al Rey Felipe II de
España y es la única nación hispánica de toda Asia, ya que estuvo colonizada
durante cuatro siglos por los españoles.
Filipinas es una tierra muy
bonita y aquí encontramos algo que impacta, uno de los cementerios más curiosos
del mundo. Se trata de los ataúdes colgantes de Sagada.
Sagada está al norte de Lizón y
en uno de sus impresionantes acantilados de piedra caliza los turistas pueden
contemplar, no sin gran asombro, una súper colección un poco espeluznante de
ataúdes colgantes.
Esta práctica se remonta a más de
2000 años y ha durado hasta hace unas décadas, que se elevó un último ataúd a
su eterna morada.
Si se viaja a Filipinas tal vez
no sea lo más bonito para ver, pero es muy curioso.
La tradición local obligaba a
cada persona a que se fabricara su ataúd y al fallecimiento, era llevado dentro
de él, con coloridos vestidos para que sus familiares en el más allá, pudieran
reconocerle y para que los difuntos pudieran observar y cuidar a sus seres
queridos en la tierra. Lo ponían muy alto, para estar lo más cerca posible del
cielo.
También se hacía esta práctica
para no ocupar terreno donde poder cultivar las cosechas.
Es una de las atracciones más
grandes y visitadas de Filipinas.
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