lunes, 13 de marzo de 2017

Ataúdes colgantes



En la mayoría de las culturas de todo el mundo enterramos a nuestros muertos, en un lugar, como un monumento funerario y con una placa



Pero algunos grupos étnicos de la zona de Asia, cuelgan los ataúdes de sus seres queridos en las paredes de un acantilado.

Al sudeste de Asia están las islas de la República de Filipinas. Se llama así en honor al Rey Felipe II de España y es la única nación hispánica de toda Asia, ya que estuvo colonizada durante cuatro siglos por los españoles.

Filipinas es una tierra muy bonita y aquí encontramos algo que impacta, uno de los cementerios más curiosos del mundo. Se trata de los ataúdes colgantes de Sagada.

Sagada está al norte de Lizón y en uno de sus impresionantes acantilados de piedra caliza los turistas pueden contemplar, no sin gran asombro, una súper colección un poco espeluznante de ataúdes colgantes.

Esta práctica se remonta a más de 2000 años y ha durado hasta hace unas décadas, que se elevó un último ataúd a su eterna morada.

Si se viaja a Filipinas tal vez no sea lo más bonito para ver, pero es muy curioso.

La tradición local obligaba a cada persona a que se fabricara su ataúd y al fallecimiento, era llevado dentro de él, con coloridos vestidos para que sus familiares en el más allá, pudieran reconocerle y para que los difuntos pudieran observar y cuidar a sus seres queridos en la tierra. Lo ponían muy alto, para estar lo más cerca posible del cielo.

También se hacía esta práctica para no ocupar terreno donde poder cultivar las cosechas.

Es una de las atracciones más grandes y visitadas de Filipinas.


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