Hay lugares mágicos en nuestro planeta, y uno de ellos es la Calzada de los Gigantes en Irlanda
Irlanda es una región especial.
En sus tierras quedan vestigios de antiguos mitos que parecen salidos de un
libro de hadas.
Uno de los lugares más mágicos de
Irlanda es conocido como el Camino de los Gigantes o la Calzada de los Gigantes,
ya que parece obra de un Dios antiguo.
Según los geólogos, la Calzada de
los Gigantes se creó hace aproximadamente unos 50 millones de años a consecuencia
de una gran actividad volcánica, que creó una gigantesca zona cubierta de lava.
La roca ardiente comenzó a enfriarse y a fragmentarse en un proceso que se
asemeja al lodo seco, y con ello formó una serie de figuras geniales que
parecen salidas de otro mundo.
Su belleza es tal, que la
explicación científica se queda corta.La perfección de la geometría de este
lugar da lugar a creer en una antigua leyenda que cuentan los irlandeses, que
narra como el gigante Finn McCool construyó la Calzada de los Gigantes.
Según se relata, Finn McCool era
enemigo de Bennadoner, un gigante escocés. Un día, el gigante irlandés decidió
construir un camino para enfrenarse con su enemigo, que cruzaba los mares y
comunicaba Escocia con Irlanda. Sin embargo, a medida que se acercaba a Escocia
se daba cuenta de que el gigante era más grande de lo que él pensaba y en un
punto, preso del temor, decidió dar archa atrás y volver a su tierra.
Sin embargo, Bennadoner se dio
cuenta de lo que sucedía y decidió perseguir al McCool hasta las tierras de
Irlanda. Los pasos del gigante sonaban cada vez más cerca y Fin decidió hacer
lo que haría cualquier hombre en su lugar: pedir ayuda a su esposa Oonagh.
Esta, pensó rápidamente que su marido corría peligro y ella podría quedarse
viuda. Así que disfrazó a su esposo como a un bebé, lo escondió en una cuna y
lo dejó junto a la puerta de su casa.
Cuando el gigante Bennandoner
llegó, furioso, se puso a golpear la puerta del hogar y Oonagh la abrió y
amablemente le contestó que su marido no se encontraba en casa. Pero el gigante
escocés pudo notar que en la cuna había un bebé titánico. Bennandoner pensó que
si el recién nacido tenía semejante tamaño, su padre sería aún más titánico y
fuerte que él, por lo que aterrado decidió huir del lugar por la Calzada y
destruirla a su paso para evitar que el gigante irlandés jamás pudiera volver a
sus tierras en Escocia. Solo el trozo en Irlanda es el que permanece al día de
hoy.
Desde luego es inevitable pensar
en la leyenda y pensar en la posibilidad de que realmente fueran unos gigantes
quienes realizaran semejante estructura.
¡Bella Irlanda!
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