Era una escalofriante tradición de las mujeres chinas
Pie de Loto |
Durante un milenio, los pies
pequeños fueron sinónimo de belleza y de estatus. Era una dolorosa costumbre.
Las mujeres chinas se vendaban los pies e impedían con ello que estos
crecieran, por lo que esta tradición milenaria hizo sufrir y deformó los pies a
miles y miles de mujeres chinas.
Para ellas el tamaño ideal de
cada pie era de 7 cm. Era casi misión imposible. Por eso, el método para
conseguirlo era de verdad extremo. Comenzaban a vendar los pies de las niñas
desde los 2 años y generalmente lo empezaban a hacer durante el invierno para
que el frio les aliviara el dolor. Antes de vendarlos, les colocaban los pies
en agua de hierbas y sangre de caliente de algún animal para que la piel se
ablandara. Les cortaban las uñas y con las vendas empapadas en el mismo líquido
procedían a vendarles los pies, doblando los dedos hacía la planta del pie.
Tras esta forma de proceder, los
dedos y el arco del pie se fracturaban. Las mujeres chinas vivían cada día de
sus vidas con el vendaje puesto y con los pies reducidos a lo mínimo. Durante
la semana, varias veces, se quitaban las vendas para cortar uñas y verificar
que no tuvieran heridas y los suavizaban un poco con masajes y después los
volvían a vendar de nuevo.
El porque de este proceder, pues
alrededor del año 937, al comienzo de la Dinastía Song, las bailarinas eran admiradas por sus diminutos
pies y su calzado arqueado. Los pies de loto eran sinónimo de belleza y de
estatus social. Una mujer de pies minúsculos no podía realizar tareas en el
hogar, por lo que el pie de loto se asoció a mujeres con una buena posición
económica.
Para un hombre, casarse con una
mujer de pies pequeños también era símbolo de poder, significaba que podía
mantenerla, por lo que con el paso de los siglos, las familias más humildes
también intentaron que por lo menos la hija mayor tuviera los pies pequeños y
así conseguir un marido adinerado para ella que mejorara toda la situación
familiar.
Esta tradición tenía unas
dramáticas consecuencias, las mujeres caminaban de forma distinta debido a la
compresión de los pies y era para mantener el equilibrio. Eran más propensas a
sufrir caídas y también tenían a menudo las uñas encarnadas por lo que eran muy
comunes las infecciones.
En 1902 se prohibió el vendaje de
pies, ya que diversas voces se alzaron en contra de esta práctica.
Hoy en día aun hay mujeres
adultas que sufren las consecuencias de las vendas en sus pies.
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