Acabamos de empezar el verano y tenemos temperaturas superiores a 40 grados. ¿Pero qué pasa con las máquinas, cuando se supera con creces estas temperaturas?
Con temperaturas superiores a los 48º, los aviones necesitan
pistas más largas para poder elevarse.
En Phoenix (Arizona), el aeropuerto Sky Harbor está sufriendo
numerosas cancelaciones de sus vuelos a causa del calor extremo, ya que se
están alcanzando en el mismo la calorífica cifra de 49º.
¿Y por qué no pueden volar? Los aviones vuelan gracias a lo
que se conoce como sustentación, que es la fuerza que se ejerce sobre un cuerpo
que se desplaza a través de un fluido de dirección perpendicular, a la de la
velocidad de la corriente incidente. En el caso de las aeronaves el fluido es
el aire. Este principio solo puede producirse en presencia de atmósfera y por
eso los aviones necesitan alas para volar y las naves espaciales no.
Lo que ocurre es que según aumenta la temperatura, las
moléculas del aire se van separando cada vez más y esto provoca que la
sustentación disminuya. Cuando se produce esta situación los aviones necesitan
más potencia y también la pista mucho más larga para poder despegar.
Los aviones más pequeñas son las que más sufren este tipo de
incovenientes, ya que los aviones tipo Boeing están preparados para operar
hasta temperaturas de 70º centígrados.
Una de las formas de solucionar el problema es lo que hacen
los aeropuertos de países como Emiratos árabes, que hacen que sus aviones aterricen
o despeguen a las primeras horas del día o a última hora de la tarde. También
reducir la carga y el pasaje hace las naves más ligeras y puede ayudar a paliar
el problema.
Cuando un avión intenta despegar con una temperatura que
supera el límite de aquella para la que está preparado, en principio no tendría
que ocurrir nada grave, recorrería toda la pista sin llegar a levarse del
suelo, pero la situación preocuparía más a la hora de aterrizar.
También cuando el avión atraviesa una zona de aire demasiado
caliente, que los pilotos conocen como “Coffin corner”, esquina de ataúd, el
avión pierde sustentación y la nave se ve obligada a realizar un descenso hasta
encontrar zonas con una mayor densidad de aire.
Conocido todo esto, por lo que parece, no hay nada que los
pilotos no tengan controlado. Así que volaremos tranquilos a pesar de todo este
calorazo.
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